Proyecto sobre SubDesarrollo Mundial

Causas del SubDesarrollo

Introducción

Al valorar las desigualdades existentes entre los países, hay que tener en cuenta muchos factores y no solamente los indicadores económicos. Hay condicionantes históricos, aquellos que se refieren a la evolución política, los que dependen de las características físicas y los recursos naturales, etc. Ninguno de ellos actúa por separado como una causa única, sino que se conjugan e interactúan entre sí. Los principales factores que condicionan el subdesarrollo son los siguientes:

La colonización histórica
La colonización de territorios por parte de las potencias más poderosas es un fenómeno que se ha venido repitiendo a lo largo de la historia. Sin embargo, este proceso alcanzó su máximo desarrollo a partir de la conquista de América en el siglo XVI, y culminó en el siglo XIX coincidiendo con la revolución industrial. Se consolidó así el dominio político y económico de las potencias europeas sobre la mayoría del mundo: América, Asia, África y Oceanía. Las metrópolis importaban de sus colonias las materias primas que necesitaban para alimentar sus industrias, a la vez que exportaban los productos fabricados. Se creó así un sistema económico desigual. Cuando las colonias alcanzaron su independencia, muchas de ellas siguieron manteniendo la dependencia económica, financiera, industrial y tecnológica de sus antiguas metrópolis y de otros países ricos.

La deuda externa
Algunos países recibieron ayudas para mejorar sus estructuras productivas en forma de préstamos por parte de instituciones financieras internacionales y de los países más ricos. Los intereses de esos préstamos han resultado muy elevados, por lo que hay Estados que han contraído una deuda altísima a lo largo de los años. Como tienen que destinar una parte muy importante de sus recursos económicos a la devolución de la misma, se encuentran con un fuerte obstáculo a sus posibilidades de desarrollo. En caso de incumplir sus obligaciones de pago serían excluidos de futuros préstamos.
La deuda externa contraída por muchos países durante la década de los setenta, es una deuda contraída en condiciones, en muchos casos, de gobiernos dictatoriales o autoritarios. Incluso el hecho de que décadas después muchos países sigan prestando dinero, aún a sabiendas que lo van a disfrutar personas diferentes a los que después lo deberán pagar (como el endeudamiento argentino con Carlos Menem).
En 1996, el Banco Mundial y el FMI pusieron en marcha una iniciativa llamada Países Pobres Muy Endeudados (PPME) con el fin de liberar de una parte de esta carga a los países más pobres y con una deuda mayor.

La dependencia tecnológica
La falta de tecnología propia y de capacidad para asimilar la de los países desarrollados coloca a los más pobres en una posición muy desfavorable en el mercado mundial, ya que no pueden producir de forma competitiva. Además, los avances tecnológicos han dejado obsoleta una parte importante de la producción de estos países, lo que ha supuesto una reducción de sus exportaciones y, por tanto, de sus ingresos. Por ejemplo, el caucho natural ha sido sustituido por productos sintéticos, y el cobre, utilizado para las comunicaciones, está siendo reemplazado por la fibra óptica.
A todo eso se une que las personas altamente cualificadas apenas pueden desarrollar su labor en sus países de origen y son absorbidos por grandes corporaciones para trabajar en el mundo desarrollado.

El elevado crecimiento demográfico
La natalidad se mantiene elevada en la mayoría de los países más pobres, mientras la mortalidad se ha reducido, provocando un fuerte crecimiento demográfico. Pero los alimentos disponibles no han crecido en la misma proporción. Por ello, los países pobres no pueden satisfacer las necesidades de toda la población, comprometiendo su futuro desarrollo.

Una salud y una educación deficientes
Las enfermedades y las hambrunas conllevan importantes gastos sanitarios para un país a corto plazo, y tienen un fuerte impacto a largo plazo.
Los adultos enfermos y que presentan malnutrición abandonan sus trabajos y las familias dejan de tener ingresos. Muchos niños se ven obligados a trabajar en sustitución de sus padres enfermos y a abandonar la escuela. La salud de estos niños se resentirá y su falta de formación les impedirá optar a un trabajo mejor en el futuro. En consecuencia, los habitantes de los países pobres presentan un bajo nivel de formación.

Los desiguales intercambios comerciales
Los países subdesarrollados sufren el bloqueo de sus exportaciones agrícolas por parte de los países ricos, que protegen su producción mediante subvenciones a sus agricultores, lo que les permite rebajar los precios de estos productos en el mercado mundial. Igualmente, los países pobres encuentran barreras a sus exportaciones de textiles, alimentos procesados, bebidas y otros productos que, de no ser así, podrían ser competitivos.
Además, los países desarrollados presionan para que los países pobres supriman los impuestos sobre las importaciones occidentales, normalmente productos manufacturados. La entrada de estas manufacturas de calidad dificulta el desarrollo de una industria propia.

La guerra
Los conflictos armados, a menudo sostenidos por los propios gobiernos, suponen en muchas ocasiones la devastación de los países. Además de las pérdidas de vidas humanas y económicas, las naciones que sufren estos conflictos se quedan sin una mano de obra joven necesaria para su recuperación y desarrollo.

La corrupción política y la inestabilidad
La falta de estabilidad política y de un marco legal claro, así como la corrupción de los gobiernos, condicionan a los inversores, que a menudo no se ven motivados para invertir en determinados lugares.

El clima
Muchos autores, han postulado la importancia del clima, unido a la riqueza de recursos, como primera causa del subdesarrollo. Así, la abundancia de alimentos de que disfrutan las zonas tropicales y ecuatoriales del Tierra, lo innecesario del abrigo o el refugio frente al frío y la facilidad de construir nuevas chozas hacen poco necesario el ingenio que permita progresar en un ambiente donde realmente no es necesario.
La opulencia de recursos alimenticios que ofrece lugares como el África tropical genera otra debilidad a las sociedades que viven en ellos: la falta de planificación. Al contrario que en otras latitudes donde aparecen épocas de escasez, en zonas tropicales no es necesaria la organización social y el reparto de tareas, razón por la cual, la mayor parte de las poblaciones africanas no se organizaron en estados y naciones hasta la llegada del colonialismo.
Pese a la constatación arqueológica de que sociedades tropicales como los mayas parecen haber alcanzado cierto grado de desarrollo, al menos en arquitectura, es opinión casi unánime que un clima estable y generoso en recursos es un freno al avance material de una cultura.
También se reconoce que los extremos tampoco permiten el desarrollo, caso de las zonas desérticas o las árticas.

La actuación de las naciones ricas
Como se ha dicho al principio, en muchos casos parece que el subdesarrollo no se supera y se achaca buena parte de la culpa a las naciones desarrolladas y su comercio injusto con las otras. Se ha puesto como ejemplo la baja de los precios de las materias primas exportadas por naciones tropicales frente a la subida de los productos elaborados por países industrializados.
Un tercer ejemplo indicador en favor de esta teoría; es la financiación de la agricultura en países como España, Noruega, Francia... que lleva a producir excedentes de alimentos, regalados después como ayuda humanitaria o vendidos en el mercado internacional a muy bajo precio. Ambas actuaciones llevan a la quiebra o a la incapacidad de competir de naciones que podían dominar ese mercado con su producción.
En segundo lugar, pero no por ello menos importante, aparece la actuación de las empresas y de los propios habitantes de las naciones desarrolladas. Un ejemplo que ilustre esto se puede ver en el cultivo del algodón que lleva a muchos países como Uzbequistán a presionar a los niños a cosechar dicha planta para venderlo a empresas multinacionales que pagan el kilo de esta fibra a más de dos euros cuando al trabajador se le abonan unos tres céntimos. En esta misma línea se indica que el precio de la prenda de algodón no tiene porque ser garantía de más ética en la adquisición del mismo, de esta manera las marcas más caras, caso de Diésel o Lacoste son las que menos o ninguna garantía ofrecen; bien es verdad que las más baratas, como H&M, eran las que más compromisos éticos reunían.

Los propios pueblos subdesarrollados
Otra de las razones por las que el fenómeno del subdesarrollo parece ser perpetuo reside también en los propios pueblos que los sufren. Aunque son muchos y muy variados si se aprecia en buena parte de ellos ciertas actitudes más o menos comunes, como puede ser la aceptación de las normas imperantes, que no por ello legales, existentes, el aguante hasta niveles extremos y después el recurso a la violencia, en lugar de una protesta continua y moderada.
Comportamientos como el tribalismo en África, el escaso sentimiento de identidad nacional, los deseos de trabajar para pasar el momento presente en lugar de para asegurar un futuro... son factores que llevan a una escasa capacidad de aprovechar los generalmente muy abundantes recursos naturales de que disponen.
Como ejemplo de la primera actitud, la sumisión a la norma de hecho y no de derecho, puede mencionarse la “desaparición” de opositores. Pese a ser una práctica extendida por países como Argentina, Chile, Uruguay, Perú o Colombia no acarrea una reacción proporcional entre los amigos, vecinos, compañeros de clase o del trabajo, salvo algunas excepciones como las Madres de Plaza de Mayo en Buenos Aires, o la campaña por la anulación de la Ley de Caducidad en nuestro país. Esa aceptación tácita por parte de los ciudadanos de los abusos cometidos por sus gobiernos permite que las injusticias sociales se perpetúen, si es necesario por la fuerza, y con ellas la incapacidad de progresar. Así a principios del siglo XXI se comprobaba que, pese al gran crecimiento del producto interior bruto de los países Hispanoamericanos, la situación de los ciudadanos no mejoraba, con algunas excepciones.
Generalmente estos factores suelen tratarse en el último lugar, como en este caso, y por tanto como los menos importantes; pero a principios del siglo XXI ya las posturas que defendían esta otra causa han crecido hasta acompañar a cualquier informe sobre el fenómeno del subdesarrollo que tratara de ser exhaustivo. Eludir esta causa fue una de las críticas realizadas por el diario El Mundo al programa de la BBC sobre África; donde se recogían muchas razones de la situación actual del Continente, pero ninguna sobre las matanzas, genocidios y corrupciones de sus gobiernos.
Esta causa y la anterior, como apoyan publicaciones como el diario antes citado, pueden constituir las razones más importantes de porqué el subdesarrollo existe y porque no se supera. Un ejemplo para ilustrar este punto puede ser el empleo realizado por determinadas naciones con sus recursos naturales. Noruega ha obtenido beneficios de sus explotaciones petrolíferas y ha creado un fondo para destinar parte del superhabit obtenido. Sin embargo, Senegal, con unas capacidades parecidas aunque no iguales, cuenta con una deuda externa considerable y ha vivido una guerra en la región de la Casamance entre otras causas por la distribución de dichos recursos.

Bibliografía